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UNA CUESTIÓN PERSONAL

Acostumbrados a Perder de AudioDisutrbio llega a Mentes en Disturbio.


por: Christian Cortés (Grafomelómanus Hominidus)


 

Hace un par de meses, mi compañera y más grande cómplice de vida, A.M., y este grafómano que les escribe decidimos abrir un newsletter al que, sabiamente, llamamos A la Topa Tolondra. Y digo sabiamente porque, sin querer queriendo, o, mejor dicho, así, a la topa tolondra, hacerlo realidad nos ha permitido disciplinar nuestro hábito creativo de la escritura, compartiendo nuestras impresiones sobre el mundo en el que vivimos.



 

Imagen tomada de las redes sociales de la banda

Dedicar tiempo de nuestras rutinas a algo que nos enamora tiene un propósito claro: escribir sobre lo que ocurre en nuestras vidas.


Siento que nosotros dos, al igual que muchas personas que conocemos, vivimos según un mantra, como si siguiéramos al pie de la letra la línea del coro que Leonardo, vocalista de AudioDisturbio, canta en La dignidad de los vencidos. Es el track que abre el álbum Acostumbrados a perder, y dice: “No dejamos de soñar, muchas veces golpeados, pero nunca derrotados”. Si lo pienso bien, es esta lógica de la resistencia frente a la inhumanidad del mundo moderno la que nos ha permitido seguir adelante, cuando todo parecía perdido, incluso nosotros mismos.


Por razones como esta, es inevitable vincularse con algo tan cargado de emotividad como la música, sobre todo cuando resuena profundamente con tu realidad, tanto por dentro como por fuera.


La semana pasada, en un cuento que titulé Bipolaridad y publiqué en A la Topa, intenté reivindicar la dignidad de las madres de Soacha y de sus hijos, asesinados como consecuencia del terrorismo de Estado. Terrorismo como el que hoy tiene sitiada aquella tierra olvidada del Oriente Medio, a manos de lo que podríamos denominar un "carnicero familiar".



Video tomado de las redes sociales de la banda


Esa misma semana, tuve el placer y el reto de escuchar y reseñar el disco donde figura la canción mencionada al inicio de este texto. Y es preciso aclarar que, a mí en particular este trabajo de AudioDisturbio me transportó a los inicios de mis 20 años cuando escuché por primera vez grupos como Minor Threat, Dead Kennedys, Operation Ivy, Fishbone y Sublime por citar sólo algunos.  Aquellos descubrimientos llegaron gracias a la guía de un gran amigo argentino, crecido en California, al que siempre llamé Nano, aunque su nombre es Fernando. Nano, un melómano como yo, me presentó todas estas agrupaciones provenientes de aquel rincón de la costa pacífica que alguna vez fue México, como también fue parte de la vida de él mismo. 


Y este es un dato relevante en esta reseña porque California y Medellín, lugar de origen de AudioDisturbio, tienen, en mi humilde opinión, algo en común: ambas son referentes de estilos muy marcados de reggae, ska-punk, hardcore, metal y otras sonoridades familiares. Todo esto está presente en Acostumbrados a perder, donde la banda logra equilibrar tensión y relajación, baile y pogo, crítica social y reflexión individual.


En este álbum destacan elementos clave como las amalgamas de ritmos (un aire ska-punk-reggae-core californiano que se percibe de principio a fin) y la versatilidad del ensamble al interpretar géneros tan distintos entre sí. Resaltaría precisamente esto como una muestra de apertura hacia nuevos sonidos más allá de los pilares del hardcore y el punk que caracterizan al cuarteto, como queda en evidencia a lo largo de su trayectoria en sus anteriores discos. A esto se suma mi fascinación por la forma en que interpretan el ska, un ritmo que adoro profundamente.


Imagen tomada de las redes sociales de la banda

Personalmente siento que el álbum, en muchos matices, evoca inevitablemente a California y su escena punk, tanto en el arte gráfico de la carátula como por supuesto en la música. Al mismo tiempo retrata cómo ese lugar, hoy quinta economía mundial, es el ejemplo perfecto de los fenómenos sociales que describe la banda: la sociedad del neoliberalismo o, más precisamente, del ciberalismo. Este modelo, que como explica el filósofo peruano Jesús Ayala-Colqui, paradójicamente, nació en el seno de la contracultura californiana de los 60 durante el siglo XX, con figuras como Steve Jobs, y hoy es encarnado por grandes corporaciones tecnológicas en Palo Alto, “fetichiza e idealiza el desarrollo tecnológico, mientras desarrolla nuevas formas de dominación y sujeción[1]”. En otras palabras, Acostumbrados a perder es el negativo que retrata la sociedad del consumo, al estilo de las Kardashian, Hollywood o Silicon Valley.


Por último, canciones como No necesito y El show de la destrucción sintetizan la idea central del disco y reflejan la actualidad más inmediata, la de finales de 2024. Pero no son los únicos temas que dialogan con este catastrófico y poco prometedor futuro. El sorprendente ascenso de la extrema derecha, descrito en Hitler no ha muerto, o el deterioro de la salud mental producido por el capitalismo, evidente en Locura Capitalista, resuenan de forma inquietante en nuestro presente.


Ciertamente, al dejarse arrastrar por el impecable y arrollador beat de cada canción, en apenas treinta minutos, uno termina por concluir que es un disco cuidadosamente elaborado cuyo impacto final es, al menos para mí, la sensación de estar frente a la síntesis sonora de una ciudad como Medellín, Los Ángeles o San Francisco, lugares en donde aún se siente el pulso de la rebeldía ante el inminente final que nos acecha, la urgente necesidad de cantarlo, exorcizarlo, y resistir, de alguna manera, a la crueldad de nuestra era y su autodestrucción.


[1] Ayala-Colqui, J. (2023). El nacimiento del “ciberalismo”. Una genealogía crítica de la gubernamentalidad de Silicon Valley. Bajo Palabra, (32), 221–254. https://doi.org/10.15366/bp2023.32.012 (Original work published 5 de junio de 2023)

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