VOLVER AL ROCK AND ROLL Y JUNTARNOS PA’ LA FOTO
Una reseña a Peyemanía, lo más reciente de Los Peyes
por: Christian Cortés (Grafomelómanus Hominidus)
Febrero de 1964. Nueva York y por consecuencia el mundo entero, se rinde ante la llegada de The Beatles a América. Gracias a su posterior presentación en el programa televisado con mayor audiencia de Estados Unidos para aquel entonces, el show de Ed Sullivan, nacía casi inadvertidamente un fenómeno conocido como la Beatlemanía; un revuelo mediático, comercial y de entretenimiento que transformaría para siempre la industria de la cultura pop en pleno auge, de la mano joven, vibrante y embriagante del rock and roll.
Imagen tomada de la banda
“(…) Nuestra vida no es otra cosa que la esencia de nuestro pobre país’’
- William Ospina (En busca de Bolívar, p. 03, 2010) [1]
Diez años más tarde en aquella ciudad norteamericana, más precisamente en la zona residencial de Forrest Hills (Queens), otro cuarteto de amigos de infancia se alistaba para iniciar una carrera musical de 22 años de duración con un estilo frenético, visceral y minimalista. Me refiero por supuesto a Ramones. Según el mito urbano, Joey, Johnny, Dee Dee y Tommy decidieron apropiarse del pseudónimo usado por el beatle Paul McCartney como apellido falso para registrarse en los hoteles a modo de inspiración, y de esta forma adaptarlo para su bautismo punk [2]. En efecto, todo se conecta. Desde entonces ambos con su sonido característico, unos primero y otros después, han influenciado unas variantes concretas del espectro rock a escala planetaria.
Seis décadas más tarde de la fiebre desatada por la cuadrilla británica y medio siglo posterior al hito fundacional de los neoyorquinos, una banda bogotana de ska-punk rock aspira (o al menos a mi modo de ver parecieran tener ese objetivo) a captar toda la atención de una escena siempre fiel en la capital colombiana: la del punk rock y su oferta musical infinitamente diversificada, con la impronta de propuestas siempre frescas, siempre distintas.
Peyemanía es el cuarto disco editado de la agrupación Los Peyes, liderada por Santiago Peña Aranza, conformada en el año 2007 por exmiembros del extinto grupo El Kandado!; y que contó en el transcurso de su grabación con la participación de Carlos Andrés Bocanegra, guitarra rítmica; Camilo Benavides, guitarra líder; Anggie Castaño, saxo alto; Miguel Espinel, batería y Juan Esteban Alonso, bajo. Además, vale la pena resaltar que fueron galardonados con el premio Subterránica a Mejor Banda de Punk en el año 2022. De acuerdo con la propia descripción del colectivo musical, el nombre de este trabajo discográfico, “es un guiño de la banda a ese amor infinito por The Ramones, uno de los referentes que más ha influenciado a Los Peyes en sus 17 años de historia”, y quienes dentro de su nutrido catálogo cuentan con RAMONESmanía de 1988, una compilación de los temas más emblemáticos desde su debut homónimo en 1976.
Imagen tomada de la banda
Por otro lado, el arte de la portada fue diseñada por el ilustrador bogotano Marcelo Céspedes a.k.a @xeloasekas, quien colaboró con ellos anteriormente en la cubierta de su EP Decididos a No Morir de 2019, grabación que significó el regreso a la “peye actividad” tras una etapa de receso, y quien es igualmente reconocido por ser el autor de la imagen de la gira Latin America Tour de la banda inglesa The Adicts, llevada a cabo ese mismo año. La foto que acompaña la carátula de Peyemanía es una reminiscencia al “estilo Madness” tomada por Diego Riaño en la emblemática Calle 26 de Bogotá, y que se concibe como la intención de “homenajear a la capital colombiana emulando el concepto del álbum Abbey Road (1969) de The Beatles, a la vez que hace énfasis en la importancia de la disciplina y la puntualidad”, en palabras de los mismos Peyes. Estamos pues, frente a una obra musical irresistiblemente llamativa, atrayente y de lejos seductora que integra, en términos conceptuales, una estética visual y sonora complementarias entre sí. No hay forma de que este disco pase desapercibido para quien lo escuche con atención, para quien se adentre en él por completo.
Con respecto a esto último, Puño borracho, canción que da apertura a los once temas que componen el tracklist, nos da indicios de un rasgo muy recurrente de Los Peyes: el placer del alcohol y el alcohol como experiencia placentera, como elemento combustible del ardor fraternal y festivo, pero al mismo tiempo, combativo; como mediador al instante de compartir una charla, un diálogo, un encuentro entre dos o más personas a quienes les une, por ejemplo, la reflexión sobre un anhelo utópico de libertad, sobre la justicia como virtud social o algo que incluso podríamos calificar como el ideal de la expansión del conocimiento; en síntesis, una experiencia humana.
Esta actividad, para Los Peyes, tiene sus propias denominaciones y formatos. UNA POLA CON LOS PEYES en el canal de YouTube de la agrupación, nos muestra invitados de otros parches que pertenecen a la escena punk rock de Bogotá, como San Peceeste, Sin Nadie al Mando o Acción Mutante, quienes comparten desde su propia experiencia y relato, las correrías y anécdotas más relevantes de su trayectoria en un tono informal, íntimo y jocoso, por supuesto, al calor de una cerveza. Un podcast llamado LA HORA PEYE que cuenta con la participación de Santiago y Camilo, ambos Peye integrantes y ASESORÍAS DEL PUNK, definida como “una plataforma de apoyo focalizada principalmente en grupos emergentes de punk, ska y rock, un orden específico, con diferentes grados de autogestión”. Tres canales distintos de difusión que permiten no sólo conocer a Los Peyes en una faceta divulgativa y de gestión cultural distinta a la convencional por su novedad, sino que además brindan a sus seguidores y a otras agrupaciones estrategias de promoción soportadas por el apoyo mutuo entre la comunidad de bandas del actual circuito punk del centro del país y su audiencia.
Imagen tomada de la banda
En Primera Línea, tema que cuenta con la participación de Fabian Espinel “Tobe” (vocalista de RxAxZxA), se retratan los acontecimientos que originaron el estadillo social a lo largo y ancho del país en el año 2021 como consecuencia del proyecto de ley de Reforma Tributaria durante el gobierno Duque, y queda en evidencia lo esencial del sonido más medular de Los Peyes con una base rítmica en clave de rock, punk y ska que deja entrever asimismo algunos matices de metal; un enorme despliegue interpretativo dentro de un ensamble frenético, letras que recogen todo un historial de agravios que fácilmente podría encender la indignación colectiva nacional al tiempo que, por añadidura, reivindica la vocería de las calles como territorios intervenidos por violencias de todo tipo, con múltiples actores involucrados. Es, en pocas palabras, un ejercicio de la memoria histórica reciente de Bogotá y el país hecho canción, un recuerdo vivo del violento contexto político y social que tuvo como protagonistas a las juventudes en resistencia, tal y como en su momento lo hizo el movimiento Punk Medallo, por supuesto guardando las proporciones entre las similitudes y las distancias entre las diferencias de ambos eventos. Refleja nítidamente, sin lugar a duda, la absurda realidad colombiana, algo que sucede de igual forma y con total contundencia en País de la Alegría y Pensar en qué, tema en el que Andrés Valenzuela “Mota”, exbatería de Los Peyes, hace su contribución.
Confieso que en un principio el pensamiento por el que me dejé tentar fue “suenan con mayor convicción en el punk que en el ska y no por falta de calidad en la interpretación de los músicos, sino porque a mi parecer la cohesión rítmica es mayor en uno que en otro género”. Hasta me asaltó la duda sobre si esto no le restaba autoridad o influjo a las líricas ya que, quizá, la agresividad del punk y el dinamismo del rock y el metal se entrelazan mucho mejor dentro de su repertorio. Sin embargo, la duda desapareció con una escucha atenta ya que el mérito de Los Peyes y de su sello particular radica, desde mi punto de vista, en lograr algo que alcanzaron también The Beatles como agrupación pionera del rock: hacer de un sonido familiar, predecible de cierto modo por la monotonía de su estructura musical, algo original y, por qué no, innovador.
Al sumar el saxo como aporte característico del género caribeño en una atmósfera de hardcore-punk con tintes de metal e invertir a su antojo el orden de esta dinámica con mucho acierto, no sería fortuito decir que Los Peyes terminan por traer a la memoria aquel peculiar sonido que durante los años 90’s era parte de un sello distintivo de agrupaciones a nivel iberoamericano como Kortatu, Agua Bendita y Skalariak en España, Tijuana No y Maldita Vecindad en México, y NADIE en la primera década de los 2000 en Colombia, por citar tan solo algunos de sus exponentes más reconocidos.
Imagen tomada de la banda
A continuación, haré una mención especial de canciones que a mi parecer merecen una consideración dentro del disco en su conjunto: Historia Criminal, con un intro que me recordó a Sueño de Solentiname de Mano Negra, otro grupo de finales del siglo XX fundamental en estas latitudes, plasma los pormenores de la codicia humana y sus miserias e infamias al incluir el audio del discurso presidencial pronunciado en inglés por Harry Truman tras el bombardeo nuclear de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945; al igual que la sed insaciable de explotación, en todo sentido, de la riqueza de los pueblos sometidos y desposeídos. Algo bien conocido para nosotros por cuenta de nuestras clases dirigentes, los herederos de un servilismo inmarcesible hacia Estados Unidos y de un postcolonialista orden establecido. Todo lo anterior muy en sintonía con Carabelas, tema de cierre del primer álbum de Los Peyes, Mondo Peye (2012).
Peñaloser es mi canción favorita de todo el disco por la mordacidad e ironía que son puestas al servicio de la creatividad de la composición, pero sobre todo por la brevedad con la que reflejan la ineptitud de aquel nefasto personaje que es Enrique Peñalosa, el exalcalde de la ciudad y vendedor estrella de buses del sistema de transporte público de la capital. Un minuto y veintiocho segundos de brillante y concisa genialidad. Y La Tóxica, cuya temática es la posesividad excesiva por parte de la pareja, sus inseguridades y sus delirios paranoicos de infidelidad, es un punto en donde coinciden lo rocanrolero del lado Beatle y del lado Peye para mostrarse ante el oyente en compañía de la voz de LaRocka Pam (vocalista de Rattus Rattus), quien se encarga de personificar a la susodicha tóxica.
Por último y habiendo tenido la oportunidad de tener una “Peyentrevista Romanceada” con Santiago por medio de notas de voz en WhatsApp, debo decir que lo que más disfruté de aproximarme a Los Peyes, a su recorrido artístico y a su trabajo musical fue darme cuenta de que este proyecto sobresale por otro rasgo beatleneano y ramonesco que hizo de los cuatro fantásticos de Liverpool y de los presuntos creadores del punk estadounidense lo que fueron, al menos en su etapa inicial: un combo de amigos unidos en torno a una pasión musical. Sin ir más lejos, esto a lo que me refiero es precisamente un principio fundamental de nuestro colectivo Mentes en Disturbio.
Participación de Los Peyes en el International DIsturbio Fest 2
Así como citamos al escritor tolimense William Ospina para embellecer y dignificar un poco la desafortunada historia de “esta patria que nos ha tocado en suerte”, plagada de sucesos que justificarían la legítima sublevación colectiva, estos mismos incidentes hacen parte del relato peye que cuenta nuestra nación - tragedia en películas como Silencio en el Paraíso o El embajador de la India, filmes que de acuerdo al criterio de Santiago, en calidad de representante de los demás Peyes, todos deberíamos consultar, analizar y discutir o mejor, dialogar para construir un conocimiento sobre las causas de nuestros propios fenómenos sociales como las ejecuciones extrajudiciales o mal llamados Falsos Positivos, o la condescendencia con todo lo foráneo, lo extranjero, lo de afuera sin importar de dónde venga; para reflexionar sobre lo económico y más aún sobre lo político porque como él bien lo expresa “lo importante es hacer algo, no para promover la violencia sino para pensar (nos) en términos políticos”.
Al menos para algunos de quienes asumimos el amor a la música como estilo de vida, sabemos sobradamente que en la variedad está el placer y Los Peyes no son la excepción. Para Santiago y compañía, transeúntes recurrentes o esporádicos del Parque Lourdes en Chapinero y quienes aún albergan la esperanza de la reapertura de La Pollería Cósmica, aquel restaurante que operaba en el sector y que frecuentaban para festejar el hecho de estar vivos o sencillamente para evocar las nostalgias de una época estudiantil con aroma de moscatel en la Universidad Nacional, la consigna es clara: “los punks deben escuchar de todo, (…) no ser sesgados”.
La alineación actual de Los Peyes está compuesta por:
Santiago Peña Aranza: voz líder y composición lírica
Carlos Andrés Bocanegra: guitarra rítmica
Camilo Benavides: guitarra líder
Anggie Castaño: saxo alto
José Luis Rodríguez “Joselo”: batería
Julián Chuquin: bajo
Escucha esta playlist pensada y organizada para este reportaje haciendo clic aquí
[1] Ospina, W. (2010). En busca de Bolívar [Archivo PDF]. Recuperado de https://lh2.weebly.com/uploads/2/3/9/0/23909114/207357346-en-busca-de-bolivar-william-ospina.pdf
[2] Aiello, J. (2021, 8 de abril). Ramones: Cómo los Beatles habrían definido el nombre de la emblemática banda punk. Recuperado de https://indiehoy.com/noticias/ramones-la-historia-detras-del-nombre-de-la-banda/
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